¿SE ACERCA LA GRAN GUERRA DE EUROPA?

Puede afirmarse que en general la gente común, la gente de bien, no quiere que su país entre en guerra, sabiendo de las muertes, los daños materiales y económicos, la desolación de las familias, que inevitablemente se producen en las guerras.

Una pequeña parte de la población puede querer una guerra, porque tenga intereses económicos específicos en algún área, o por motivaciones ideológicas o religiosas. Pero son pocos los que lleven sus intereses y sus ideologías al límite de querer que, por ellos, se desate una guerra con otro país.

Las guerras las hacen los Estados; las hacen por las que llaman “razones de Estado”. Las guerras no las quieren ni las decretan los pueblos. Por eso los Gobiernos necesitan que la gente acepte la guerra y que se sume a ella con decisión y valor, y hacen todo lo posible para convencer a la gente mediante el manejo de la información y la propaganda.

Son conocidos los cinco  engaños con que los Gobiernos, cuando van a entrar en guerra, y cuando ya están en ella, tratan de convencer y motivar a la gente. Esos engaños son:

1. Ocultar los motivos económicos  y plantear que se va a la guerra por razones patrióticas, por defender la libertad, la democracia, o cualquier otra causa noble, de alto valor moral.

2. Ocultar las reales causas históricas que se han ido incubando con el tiempo y que finalmente causan la guerra. Esto con el propósito de culpar siempre al enemigo de ser causante del conflicto, desconociendo las propias acciones que prepararon el ambiente y el camino que condujo a la guerra.

3. Demonizar al adversario,  creando sobre ellos una imagen de barbarie, vileza, y estableciendo una distinción neta entre nosotros los buenos y ellos los malos.

4. Victimizarse, plantearse como la víctima de la agresión de alguien más poderoso, y culpar al enemigo por haber iniciado el conflicto.

5. Controlar y monopolizar la información, proporcionando un sólo relato de lo que sucede en el campo de batalla, ocultando las pérdidas y anunciado avances y logros que no sehan producido. Parte del control de la información es tratar como traidores a quienes intenten informar con objetividad o con neutralidad.

Todo esto está sucediendo actualmente en la guerra de Rusia y Ucrania.

La guerra comenzó militarmente con la invasión de Rusia a Ucrania en 2022. Pero hay que reconocer antecedentes y causas. Rusia lo hizo motivada por la percepción de una amenaza existencial cuando Estados Unidos y la Unión Europes iniciaron el camino hacia la integración de Ucrania en la OTAN, luego del fracaso de los Acuerdos de Minsk para poner fin a la guerra del Donbás; el golpe de Estado que llevó al pro occidental Yanukovich al poder en Ucrania; y la anexión de Crimea por Rusia, en 2014.

Ambos bandos – Rusia y Ucrania – crearon condiciones para que se diera esta guerra, y la Unión Europea y los Estados Unidos no son inocentes.

Aún detrás de esas causas próximas hay otra más profunda, a saber, los conflictos geopolíticos entre las grandes potencias, que se vienen dando desde hace tiempo en un contexto en que el orden económico y político unipolar   bajo conducción de los Estados Unidos, se desestabiliza y resquebraja con el surgimiento de China como gran potencia económica, y otras dinámicas tendientes a generar una estructura geopolítica multipolar.  

La guerra de Rusia y Ucrania es más que una guerra entre dos naciones limítrofes. Detrás de ella hay conflictos entre grandes potencias. Ucrania ésta apoyada económica y militarmente por la UE y la OTAN, mientras Rusia es sostenida por China, Irán y Corea del Norte.

En el campo de batalla, ésta que llamaremos en adelante la guerra por Ucrania, ha tenido momentos de avances y retrocesos de ambas partes, pero al momento de hacer este comentario (septiembre de 2025), aunque aparentemente estancada, resulta claro en lo estrictamente militar que la guerra está siendo ganada por Rusia que controla la región del Donbáss (con lo que logra el muy importante objetivo de establecer un corredor entre el territorio ruso y la península de Crimea), y que mantiene bajo ataque permanente a Kiey y toda Ucrania con el objetivo de colapsar sus defensas y producción de armas, sus fuentes de energía y medios de transporte, y de mantener asediada a una población que se ha reducido, según se dice, casi un 40 % debido a la emigración masiva y las muerte de numerosos soldados y civiles. Pero Ucrania apoyada por la OTAN resiste y logra hacer daños significativos a las fuerzas militares rusas y su economía.

Ahora bien, la guerra continúa debido a que, como siempre sucede en las guerras entre Estados, ésta guerra no puede terminar sino con la capitulación del vencido, situación que en este caso es resistida decididamente por la Unión Europea y el gobierno de Ucrania.

Consciente Estados Unidos de que la victoria rusa es prácticamente inevitable a menos de involucrarse militarmente, lo que no hará por haber decidido no involucrarse mayormente en el conflicto, el Presidente Trump propicia una suerte de rendición digna de Ucrania (bajo la forma de un acuerdo de paz que legitime las conquistas militares rusas), luego de haber obligado a Ucrania a entregar a Estados Unidos el derecho a explotar los recursos mineros y ‘tierras raras’, y haber negociado con Rusia los términos de las relaciones futuras entre ambas potencias.

La situación de Europa es muy complicada y delicada, por varias razones:

1. Perdió la oportunidad de retirarse junto con EE.UU. cuando Trump propuso su primer acuerdo de paz.

2. La continuidad de la participación europea en la guerra parece no depender de la UE misma, pues la guerra está siendo comandada por Zelenski y los generales ucranianos, y los Europeos han aceptado y sostienen dicha conducción.

3. La UE y sus países apoyan económicamente a Ucrania, le proveen armamento e instrucción militar, y mantienen una secuencia de sanciones económicas contra Rusia. Estos apoyos tienen un alto costo para Europa, la debilitan militarmente por la transferencia de armas de sus propias fuerzas de defensa, y las sanciones la afectan severamente en su misma economía. Ucrania presiona para que esos apoyos incluso aumenten. La UE no pueden dejar de hacerlo mientras continúe en guerra.

4. EE.UU. presiona fuertemente a Europa para que acepte el “acuerdo de paz” que negoció con Rusia. Ya no provee armas a Ucrania sino que las vende a los países europeos, limitadamente y entregadas en sus territorios. Trump les dice que apoyaría nuevas sanciones solamente si los europeos dejan de comprar petroleo y gas a Rusia y ponen grandes aranceles a India y Cina. Explica que EE.UU. no se interesa en la guerra de Ucrania porque los separa un grande y hermoso océano, y que con él como Presidente esta guerra nunca hubiese comenzado.

5. Rusia mantiene a Europa bajo presión, uno, amenazando que considera como legítimos objetivos de guerra cualquier presencia militar europea en Ucrania; dos, movilizando partes de su arsenal nuclear a Bielorusia ; y tres, concentrando tropas en la frontera con los países bálticos y nórdicos, obligando así a los europeos a que desplacen hacia allá fuerzas militares que no podrán disponer en favor de Ucrania.

6. El riesgo de que la UE se vea envuelta en una guerra directa con Rusia es muy grande, debido a su propio involucramiento en Ucrania, a algún ‘accidente’ militar en las fronteras con Rusia, o a un ataque de ‘falsa bandera’ contra Rusia que realice el ejército ucraniano en su desesperación por perder la guerra.

7. No se percibe otro modo de que la UE salga de esta complicada situación que, uno: ganar la guerra, lo que implicaría probablemente un ataque nuclear ruso (porque como potencia militar Rusia no puede aceptar perder); dos, claudicar y aceptar que Ucrania ha perdido la guerra. En uno u otro caso, los países europeos experimentarán graves problemas en las economías de Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, etc.; disolución de la NATO; crisis de los Gobiernos e instituciones nacionales; pérdida de poder y prestigio en las relaciones internacionales y la geopolítica; muy probablemente la desintegración de la UE por la salida de varios países; y el completo sometimiento económico, financiero y militar a los Estados Unidos.

La guerra no va a terminar mientras ambas partes crean que la pueden ganar. Todos hablan de paz y culpan a la otra parte de no quererla, pero la condición que ponen es que el enemigo acepte su derrota. Mientras tanto, la guerra se está intensificando en la creencia de que dañando más ferozmente al enemigo lo harán capitular, lo que es un error manifiesto, porque el recibir daño no debilita la voluntad de continuar luchando sino que lo incrementa.

No imagino otra posibilidad de paz que el desarrollo de muy fuertes movimientos pacifistas en Europa; movimientos civiles, intelectuales y multitudinarios. Movimientos que podrán comenzar e intensificarse cuando la gente perciba y sienta en carne propia que los costos personales, sociales, económicos y morales de la guerra, son demasiado grandes.

Luis Razeto

17/09/2025

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